La palabra tiramisú viene del italiano tiramisù (de tira, de tirare: tirar, mi: a mí y su:arriba) a su vez del dialecto véneto tiramesù que significaba "tráeme arriba", o anímame, dicen que porque sus generosas calorías, alcohol, cafeína y teobromina, levantaban rápidamente el ánimo.
Proviene de la zona nororiental de Italia, de ahí el dialecto véneto, y es bastante reciente, posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su creación, además de varias leyendas poco creíbles que lo datarían bastante antes, se la disputan, entre otros, por un lado, Carminantonio Iannaccone y, por otro, Alba Campeol junto con su chef Roberto "Loli" Linguanotto. Ambos coinciden en indicar que lo crearon en sus respectivos restaurantes en Treviso, en la región de Véneto, aunque también reclaman su origen en otras regiones como la Toscana, el Piamonte y Friuli-Venecia Julia. Carminantonio afirma haber creado la receta como un escaparate de los sabores de la región y de sus habilidades como pastelero, y la suya es una receta más compleja que incluye, entre otros ingredientes, el vino de Marsala. Los Campeol reconocen que su receta no incluía originalmente el vino de Marsala, que es uno de los ingredientes que quizá lo han hecho triunfar en todo el mundo. Según el primero, su hermano pequeño Giuseppe le vendió la receta a los segundos y ellos se la apropiaron, cosa que por supuesto ellos niegan. En fin, un lío.
En cualquier caso, el tiramisú es el postre italiano más internacional. Vamos a prepararlo en una variante popular y muy rica, empezando por el bizcocho de soletilla, aunque también se pueden comprar ya hechos los bizcochos saboyardos...
Se separan las yemas de las claras.
Se montan las claras a punto de nieve, ayudados de la pizca de sal y en recipiente frío, con movimientos de abajo arriba con varillas o batidora de varillas. Reservamos en la nevera.
Ponemos el horno a calentar a 200º.
Blanqueamos las yemas removiéndolas con el azúcar y, cuando están bien mezclados,
añadimos la harina y el impulsor tamizados, removiendo bien. Cuando esté la mezcla homogénea,
añadimos las claras poco a poco, con movimientos ascendentes.
Preparamos una bandeja de horno con papel vegetal y vertemos encima la mezcla, cubriendo una superficie aproximada de 40x30cm.
Espolvoreamos azúcar glace y metemos la bandeja al horno caliente, unos 13-14 minutos o hasta que esté la superficie dorada.
Se deja enfriar, se separa del papel con una espátula, se corta a la medida deseada. Se reserva en vacío.
Se separan las claras de las yemas.
Se montan las claras a punto de nieve, ayudado de una pizca de sal o de bicarbonato.
Blanqueamos las yemas con el azúcar,
añadimos el queso mascarpone, batiendo todo hasta homogeneizar
y añadimos poco a poco las claras, con movimientos ascendentes, hasta conseguir una crema con la consistencia del yogur.
Se prepara un café bien intenso, se mezcla con el licor y se deja enfriar.
Se cubre la base de una fuente de horno de bizcocho, con el azúcar glace abajo. Se echan cucharadas de la mezcla del café sobre el bizcocho para remojarlo, sin llegar a empaparlo.
Se cubre con la mitad de la crema de mascarpone.
y se espolvorea con cacao en polvo (ayudado de un tamiz o colador)
Se coloca otra capa de bizcocho encima (azúcar glace abajo), y se remoja con el resto del café (no importa si se empapa)
Se cubre con el resto de la crema de mascarpone,
Se ralla chocolate encima.
Para ello el rallador debe estar bien frío y es recomendable colocar un papel vegetal para recoger las ralladuras que caigan fuera.
Se cubre finalmente de otra capa de cacao.
Se cubre con un film y se introduce en la nevera para consolidar, al menos 3 horas y preferiblemente toda la noche.
Se puede congelar. Como lleva huevo fresco, no es conveniente que pase demasiado tiempo sin consumir. Por lo que he leído, aguanta 3 o 4 días en la nevera.
Ya me diréis qué os parece. Yo ya lo he probado y está espectacular (la primera vez que lo hago, así que ¡animaos!).
Lo peor, si no se tienen las herramientas adecuadas, puede ser rallar el chocolate. Recomiendo un rallador circular, en el que no se toca el chocolate con las manos. Lo ideal es que esté muy frío para que no se derrita el chocolate.