El origen de la magdalena es incierto, pero yo encuentro bastante coherente el que afirma que deben su nombre a Magdalena, una joven que las servía en forma de concha a los peregrinos en Santiago de Compostela, de donde se extendieron por toda España y Francia. En Francia hay tradición de hacerlas con moldes con forma semejante a la concha de una vieira.

Los franceses tienen la teoría de que toman el nombre de una sirvienta del castillo de Commercy, llamada Madeleine Paulmier, que las preparó en 1755, de acuerdo a una receta de su abuela, cuando el cocinero oficial abandonó las cocinas llevándose los postres y a ella se le ocurrió ofrecerlas en su lugar.

Teniendo en cuenta que el peregrinaje a Santiago se remonta al siglo IX, es incluso posible, y esto es de mi cosecha, que la abuela de Madeleine aprendiera la receta de algún peregrino...

En cualquiera de los casos, es probable que en sus inicios se prepararan con masa madre o bicarbonato como gasificantes.

Ingredientes:

• 2 huevos
• 1 cucharadita de esencia de vainilla
• 2 cucharaditas de agua de azahar
• 200ml de leche
• 200ml de aceite de girasol
• 210g de azúcar
• 200g de Masa madre activa (mínimo 2 refrescos, preferiblemente con leche)
• 300g de harina
• 1 sobre de levadura química (o polvo de hornear) (15 o 16g)
• Opcionalmente, un ingrediente adicional, como ralladura de un limón (ecológico)

Preparación:

(Ingredientes a temperatura ambiente).

Batimos los huevos en un bol con la esencia de vainilla y el agua de azahar.

Seguimos agregando ingredientes de uno en uno mezclando bien cada uno antes de pasar al siguiente: primero la leche, luego el aceite, el azúcar y la masa madre.



A continuación, la harina tamizada junto con la levadura química y, opcionalmente, el ingrediente adicional.



Precalentamos el horno a 180º mientras llenamos los moldes entre 1/2 y 2/3 del molde. Podemos adornar con un montoncito de azúcar sobre la masa en cada molde.



Horneamos a altura media-baja durante unos 25 minutos (quizá haga falta algo más, dependiendo del tamaño de las magdalenas y del horno), o hasta que estén con el color dorado oscuro.



Sacamos del horno y dejamos enfriar en una rejilla.



Una vez frías, se pueden congelar.